Los techos vivos
- Benjamín Ruiz
- 13 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Los techos vivos o techos verdes tienen la capacidad de reducir considerablemente el calor producido por la radiación solar en verano y la pérdida de calor, por radiación, de los techos en invierno.

Los efectos térmicos de los techos vivos se deben a los siguientes fenómenos:
Se da una protección térmica adicional en verano porque, debido a la sombra producida por la vegetación, los rayos solares no alcanzan la tierra y, además, la energía solar en el colchón vegetal es, casi completamente, consumida por la reflexión y por su absorción para la fotosíntesis.
Un colchón vegetal espeso protege la superficie del sustrato contra el viento. Debido a que así no se registra casi ningún movimiento de aire, la pérdida de calor por el efecto del viento tiende a cero.
En la madrugada, cuando la temperatura del aire exterior llega a su punto más bajo de la noche, normalmente se produce rocío en la vegetación. Este rocío matinal aumenta la temperatura en la capa de vegetación, debido a que la condensación de 1 g de agua hace liberar alrededor de unas 530 calorías térmicas. De esta manera, se reduce en parte la pérdida de calor por transmisión.
La masa térmica de la capa del sustrato, además del agua almacenada en las plantas y en el sustrato, producen una reducción en el rango de temperaturas.
A través de la respiración por las raíces se da una ganancia de calor – aunque sea muy leve – en la tierra. En invierno, esta ganancia de calor contribuye a que la tierra se congele con menos frecuencia.
Además, la fotosíntesis y la respiración ayudan a que se suavicen las oscilaciones de temperatura entre el día y la noche:
En la fotosíntesis, para cada molécula producida de C6H12O6 (glucosa) se consumen 2,83 kJ de energía. En días de verano, cuando prevalece la fotosíntesis, se produce un efecto de refrigeración. De noche, cuando ya no se da ningún proceso de fotosíntesis, se produce calor debido a la respiración.
El efecto de almacenamiento del calor latente en el sustrato ligero, hace que se amortigüen las diferencias de temperatura: cuando el agua en la capa superior del sustrato se congela, la transformación de un gramo de agua a un gramo de hielo hace que se liberen alrededor de unas 80 calorías térmicas. El sustrato en proceso de congelación permanece por un tiempo muy prolongado a una temperatura de 0º C, aunque la temperatura exterior sea bastante inferior. Durante la des congelación del hielo se consume otra vez la correspondiente cantidad de energía de unos 80 cal/g del hielo para la transformación del estado de agregación; sin embargo, casi toda esta energía se extrae del aire. Analizando el proceso en su totalidad, el efecto de almacenamiento del calor latente conduce a una ganancia térmica para el tejado.
Además, le dan una estética distinta al lugar, a continuación te dejamos un vídeo que muestra como se ven los hogares con el techo vivo.