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Destino turístico: Bali

Bali es uno de nuestros destinos favoritos. ¿Los motivos? Muchos: cuenta con una cultura increíble y única, con una gastronomía francamente deliciosa, con templos que te dejarán alucinador y rincones naturales que te darán ganas de casarte con Madre Naturaleza. Eso sí, hay algunas cosas que nos hubiera encantado saber antes de nuestra primera visita, porque está claro que ni la isla de los Dioses es perfecta.

En este blog te vamos a dar unos consejos para ir a este lugar paradisíaco, teniendo en cuenta algunos factores que te pueden afectar en la maravillosa experiencia.

1. ¿Lluvias?

La mejor época para viajar a Bali es de Mayo a Septiembre, aunque nosotros la visitamos en febrero, abril y octubre…y tampoco nos llovió demasiado: lo típico de la temporada de los monzones, cae un buen chaparrón durante unas horas y luego buen tiempo.

2. Escapa de Kuta

Kuta puede ser perfectamente la idea del infierno viajero: “mochileros” musculosos con una bintang en la mano, más negocios de tatuajes que templos, las calles llenas de basura y plásticos, tráfico congestionado y buscavidas ofreciéndote motos, alojamiento, droga, chicas…

Así que nuestra recomendación es no permanecer más de lo necesario en Kuta.

Aunque tenemos que reconocer algo, hasta Kuta merece una visita. El atardecer desde su playa es uno de los mejores que vimos nunca.

3. Tomate tu tiempo

Una estancia de 7 días es lo mínimo para descubrir Bali, aunque recomendamos al menos dos semanas: la isla es más grande de lo que parece y, aunque en kilómetros no te parezca que las distancias son largas, en realidad se tarda mucho más de lo esperado. Por ejemplo en taxi desde Kuta a Lovina (menos de 100 km) ¡son entre 3 y 4 horas!

Si quieres descubrir parte de su alma necesitas salir de la típica ruta….

Y para ello, claro está, necesitas tiempo. Nosotros en total estuvimos más de un mes y aún nos quedan cosas que ver y sitios que descubrir. Y es que Bali es una caja de sorpresas.

4. No confíes en el transporte público

Siempre decimos que en Asia, por muy destartalado y rudimentario que sea, el transporte público es un puntazo: vayas donde vayas lo más probable es que consigas encontrar un bus que, dentro de no mucho, sale hacia tu destino. Pues en Bali no es así. No sabemos bien porqué ni cómo pero el transporte público de la isla es prácticamente inexistente, ineficiente y caro. Hay alternativas como: alquilar una moto, contratar conductores de taxi o Uber.

5. Sácate el carnet internacional

No te olvides de sacarte el carnet internacional de conducir (con el B de coche es suficiente para conducir scooters de 125CC). En Bali la policía suele parar a los turistas, si no tienes el carnet internacional te tocará darles un pequeño soborno para que no te multen.

6. Bali no es solo templos

Así que no limites tus visitas a pasar el día entre un templo y otro. Acabarás cansado y no disfrutarás el viaje. Templos aparte, hay muchas cosas que visitar en Bali: pueblos típicos, paradas gastronómicas en la carretera, arrozales, lagos, volcanes… Cuanto más heterogéneo mejor. Ahora, las cosas como son: los templos de Bali son una pasada.

7. Bali no son solo playas

Muchos llegan a Bali creyendo que van a encontrar playas paradisíacas cuando, en realidad, en muchas otras partes de Indonesia (y del Sudeste Asiático) las playas son infinitamente más bonitas (y seguras). Las playas de Bali no son feas, ni el agua es turbia (depende del sitio) pero pueden defraudar, así que no vayas con la idea de disfrutar de días de bañitos y playas, en Bali lo que verdaderamente merece la pena conocer es su cultura. Y si quieres playas chulas puedes irte a las vecinas Gili.

8. Vive la Bali no turística

No te alojes en Kuta o en Ubud todo el tiempo. Son las dos zonas más turísticas de Bali y allí no te será tan fácil vivir la parte más auténtica de la isla. Si tienes la oportunidad alójate por unos días en alguna zona menos turística, nosotros lo hicimos a las afueras de Ubud, y, entre arrozales, calles donde cruzaban más gallinas que motos y tiendecitas super baratas donde intercambiar unas palabras con la gente del lugar, pudimos ser parte (por unos pocos días) de la Bali más auténtica.

En Lovina, donde nos quedamos unos 10 días, nos “mimetizamos” con nuestro barrio… tras unos pocos días la gente del lugar ya nos conocía y creamos una pequeña rutina hecha de chapuzones en la piscina, cafés de las tienda de la señora Puspa, de caricias a los perritos más majos de Bali, excursiones y de cata de platos balineses (y algún que otro cordon bleu) en los chiringuitos de nuestra calle. No hicimos casi nada (nada de lo que recomiendan las guías) pero el día en que nos fuimos sentimos (casi por primera vez) que muchos de los que nos despedían lo hacían sintiéndolo de verdad, como si hubiésemos roto la barrera turista/lugareño.

9. No se te ocurra tomar drogas

La política de Indonesia no anda con bromas en este asunto: tomar drogas está penado con cárcel (e incluso con pena de muerte), así que nos chocó bastante cuando, paseando por Kuta, varios muchachos se nos acercaron preguntando si queríamos drogas. Mmm, va a ser que no. Pero si hay gente vendiendo… habrá gente (muy poco lista) comprando. No seas uno de ellos porque el tema drogas en Asia no es ningún juego.

10. Un sarong de recuerdo

Para entrar a los templos de Bali hay que llevar puesto un sarong (el típico pañuelo que se pone en la cintura a modo de falda tanto ellos como ellas). En la mayoría de los templos los dejan gratis (aunque una propina siempre es bienvenida) y en otros los alquilan por unos 10.000 IDR. No es mala idea comprar uno al principio del viaje y usarlo en el resto de visitas, además son muy bonitos y te servirán como recuerdo para tu vuelta a casa.

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